Descubriendo el esplendor de Belmond La Residencia.
Descubriendo… la historia y el esplendor del pintoresco hotel Belmond La Residencia.
Una invitación a vivir la verdadera vida mediterránea y bohemia, envuelta por un elegante lujo discreto.
Situado entre el inconfundible azul del mar Mediterráneo, el literario y bohemio pueblo de Deià y la imponente Sierra de Tramuntana se encuentra La Residencia, A Belmond Hotel. Sin duda, un escenario verdaderamente idílico que alberga a uno de los hoteles más románticos del mundo.
Este cuidado y discreto refugio mallorquín rezuma historia, sensibilidad, arte y belleza a raudales por cada uno de sus encantadores rincones. Un lugar en el que la intimidad, la elegancia y buen gusto alcanzan niveles difíciles de superar.
Un hotel con mucha historia
La propiedad, de 14 hectáreas de extensión, está compuesta por los dos espacios principales, Son Moragues y Son Canals (dos casas señoriales del siglo XVI que incluyen, a su vez, una torre del siglo XIV). Además, encontramos Son Fony, con unas deliciosas vistas a la piscina, y las Tramuntana Suites, en lo alto de la colina, que no solo ofrece unas espectaculares vistas panorámicas, sino también una privacidad absoluta.
Todas y cada una de las habitaciones y suites, así como la propia villa privada que dispone el hotel, son realmente únicas y especiales (no hay dos iguales). Exquisitamente diseñadas y decoradas para disfrutar de la profunda serenidad que reina en cada rincón de la propiedad, las habitaciones cuentan con todo lujo de detalle para hacer de tu estancia en la isla una experiencia inolvidable.
En su esfuerzo por mejorar cada día y dar pasos hacia una sostenibilidad cada vez mayor del hotel, La Residencia, A Belmond Hotel ha conseguido cambiar los amenities de un solo uso de sus habitaciones por productos naturales y envases reutilizables. Además, cuenta con su propia fragancia, ‘La esencia de La Residencia’, con la que podrás disfrutar, tanto en la entrada del hotel como en cada habitación, de una mezcla de aromas inspirada en las plantas que crecen en el propio hotel. Una auténtica experiencia exclusiva, en forma de fragancia, que ha sido creada en colaboración con Viti Vinci.
Sostenibilidad y conservación del entorno: adapta un olivo
Además, en los últimos años, se ha apostado por la recuperación y el mantenimiento de los olivares de la finca mediante un innovador sistema de apadrinamiento de olivos. Una de las acciones que, junto a su propio huerto ecológico, la producción de aceite de oliva virgen extra (con denominación de origen propia), así como la elaboración de su propia infusión de hoja de olivo 100% local, entre otras muchas, hacen que La Residencia sea mucho más que el hotel de lujo de referencia en Mallorca.
Paredes llenas de arte
Muestra de ello es también la apuesta por el arte que lleva a cabo el hotel. Alrededor de 800 obras de arte se encuentran repartidas por toda la propiedad. Desde su aclamada galería de arte, Sa Tafona, en la que la familia de la reconocida artista y coleccionista británica Cecilie Sheridan organiza exposiciones temporales de artistas de todo el mundo, el jardín de esculturas (uno de los más grandes jardines de esculturas permanentes de Europa) o las 33 obras originales de Joan Miró que decoran el interior del Restaurante Miró. Además, cuenta con el escultor residente, Juan Waelder, con el que los huéspedes del hotel pueden disfrutar de clases magistrales junto al artista.
La Residencia posee un inmenso valor artístico e histórico que es una auténtica delicia para los sentidos. Pero no solo esto. Bajo el nombre ‘Artists in Residencia’, La Residencia, A Belmond Hotel lleva a cabo este interesante programa de arte contemporáneo mediante el cual cada año seleccionan a tres artistas internacionales. Durante dos meses se hospedan y trabajan en su obra, que posteriormente será expuesta en el hotel. Sin duda, es una muy buena forma de conocer artistas y de plasmar parte de su esencia en las paredes del hotel.
Gastronomía creativa y local: uno de los pilares de Belmond
En cuanto a los tres restaurantes que ofrece La Residencia, encontrarás el aclamado y elegante Restaurante El Olivo. Situado en un antiguo molino de aceite que data del siglo XVII, ofrece uno de los escenarios más bellos de la isla con unas espectaculares vistas al pueblo de Deià, que llenan de inspiración y paz. La deliciosa cocina mediterránea, obra del chef Pablo Armando Aranda, está disponible solo para cenar. Tramuntana Grill es el nombre del encantador restaurante situado junto a la piscina. Una opción que no podemos dejar de recomendarte si quieres disfrutar de un relajado y sofisticado ambiente mediterráneo, tanto para comer como cenar. Y, por último, pero no menos importante, el Restaurante Miró es el punto de encuentro para los amantes del arte y savoir faire. Cuenta con una colección única de 33 cuadros originales del reconocido artista Joan Miró y, además, ofrece música en directo al atardecer (uno de los momentos más especiales del día en La Residencia).
Entre las diversas actividades que La Residencia ofrece en exclusiva para los huéspedes del hotel, destacamos las inolvidables clases de arte y escultura junto al artista residente Juan Waelder, así como las clases de yoga impartidas en El Mirador (con unas vistas muy especiales a Deià como telón de fondo), senderos y excursiones por la zona, divertidas clases de petanca y salidas en barco que organiza el hotel al atardecer, entre otras muchas.
No podemos dejar de mencionar el espectacular y galardonado spa que dispone el hotel. Una auténtica experiencia en sí misma en la que podrás disfrutar de su encantadora piscina climatizada, sauna, jacuzzi y hasta Ice Bath. Además de una amplia carta de tratamientos corporales y masajes, que no dejan indiferente a nadie.
La Residencia es un claro ejemplo de que el verdadero lujo reside en los pequeños detalles. Un lujo rebosante de pequeños detalles, en el que sus raíces mediterráneas irradian luz, historia, arte y gastronomía.